Trump recibe una sentencia simbólica por el caso Stormy Daniels y se convertirá en el primer presidente criminal

Donald Trump se convertirá en diez días en el primer presidente en tomar posesión habiendo sido condenado por delitos penales en la historia de Estados Unidos. Después de que el Tribunal Supremo rechazara ayer su petición de emergencia para que paralizara el caso, agotando la vía judicial para evitar la sentencia, el juez Juan Merchan de Manhattan ha emitido esta mañana su veredicto por el caso Stormy Daniels: una “exención incondicional”, lo que en Nueva York significa que la condena emitida por el jurado popular se mantiene, pero el acusado será puesto en libertad “sin encarcelamiento, multa ni supervisión de la libertad condicional”.

Al programar la sesión la semana pasada, el juez ya avanzó que la sentencia no implicaría penas de prisión, pero el veredicto supone igualmente un golpe judicial y simbólico contra Trump, pues lo convertirá en el primer presidente criminal. De las cuatro imputaciones penales que recibió, esta es la única causa contra el republicano que ha llegado hasta el final, después de múltiples aplazamientos tras el fallo del Supremo que le concedió el año pasado inmunidad por los delitos cometidos en “actos oficiales”, así como por su condición de candidato, primero, y de presidente electo, después.

“Soy completamente inocente”, ha dicho Trump momentos antes de recibir la sentencia, en una comparecencia virtual, en la que ha calificado el caso como “un tremendo revés para el sistema judicial de Nueva York” y ha lamentado que ha sido tratado “muy, muy injustamente”. Su abogado, Todd Blanche, ha señalado que “la mayoría de los estadounidenses” creen que nunca debería haber sido procesado. En un correo enviado a sus donantes durante la mañana, Trump lo ha calificado como parte de una persecución política “diseñada para sembrar el caos e interrumpir el traspaso pacífico del poder en este momento crucial”. Durante toda la campaña, lo describió como parte de una “caza de brujas” y una “interferencia electoral”.

Fuente: La vanguardia