El creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, ha reconocido en diferentes medios las influencias más próximas al relato distópico de Gi-hun
El fenómeno global de El juego del calamar ha despertado interés por su trama, pero también por los hechos históricos y sociales que influyeron en su creación. Aunque la serie surcoreana de Netflix no está basada en una historia específica, elementos de su narrativa encuentran paralelismos en la oscura realidad de instituciones como Brothers Home, y en las luchas económicas que marcaron Corea del Sur en las últimas décadas.
En los años 70 y 80, Corea del Sur vivía bajo regímenes autoritarios que buscaban «limpiar» las calles de personas indigentes y disidentes. Fue en ese contexto cuando surgió Brothers Home, un supuesto centro de asistencia social en Busan, que prometía refugio y apoyo para personas en situación vulnerable. Sin embargo, testimonios de sobrevivientes revelaron que detrás de esa fachada se escondía un campo de concentración donde miles de personas sufrieron abusos extremos, trabajos forzados y torturas.
Dirigida por el ex-sargento militar Park In-geun, Brothers Home operaba con el respaldo de las autoridades, que incluso lo premiaron por su gestión. Las investigaciones posteriores descubrieron prácticas deshumanizadoras, como la asignación de números a los internos en lugar de nombres, la explotación de niños para adopciones internacionales y el maltrato sistemático a quienes eran considerados «indeseables». La capacidad del centro era de 500 personas, pero llegó a albergar a más de 4.000, siendo muchos de ellos gente sin hogar, discapacitados o incluso disidentes políticos.
Una crisis financiera
El creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, también se inspiró en eventos más recientes, según ha revelado en entrevistas en medios como Korea Times y en redes sociales, como la huelga de Ssangyong Motor en 2009. Durante esta crisis laboral, miles de trabajadores enfrentaron despidos masivos y vivieron enfrentamientos violentos al intentar preservar sus empleos. Este tipo de historias, que reflejan la precariedad económica y la desesperación humana, sirvieron como base para crear la atmósfera de El juego del calamar, donde los personajes se ven empujados al límite en su lucha por sobrevivir.
Miles de trabajadores enfrentaron despidos masivos y enfrentamientos violentos
Además de estas influencias históricas, la serie tiene claras referencias a la cultura popular japonesa, especialmente a mangas y animes como Battle Royale y Liar Game, que exploran temas de supervivencia y crítica social. Estos elementos, combinados con la dura realidad económica que afecta a muchos surcoreanos, dotaron a la serie de una narrativa poderosa que ha conectado con un público globalizado.
Aunque la brutalidad de Brothers Home fue expuesta en 1987, el director solo recibió una condena de dos años y medio, dejando a muchas víctimas sin justicia. Estos episodios de la historia surcoreana, junto con la denuncia de la desigualdad económica, se reflejan en la serie, convirtiéndola en una metáfora sobre las duras luchas de la vida real.
La serie de Netflix no es solo una ficción que atrapa por su dramatismo, sino también un espejo de las desigualdades sociales y los sacrificios que muchas personas enfrentan en su día a día. Su éxito recuerda que, aunque no existan juegos letales en el mundo real, los conflictos bélicos y sociales siguen siendo una constante en las sociedades modernas. Recientemente, la plataforma de streaming ha estrenado la segunda temporada de El juego del calamar, y ha anunciado cuándo se estrenará la tercera y última entrega.
Fuente: el Confidencial